sábado, 3 de julio de 2010

Introito

Recuerdos de una casa embrujada

Se que no es este el mejor título para calificar la experiencia que les voy a contar, sin embargo desde una perspectiva absolutamente visceral, es el título más adecuado. Ya verán que luego de años de reflexionar acerca de lo ocurrido e investigar las múltiples posibilidades, no todo es lo que parece... a veces es mucho peor!

Han pasado muchos años desde que mi familia vivió la experiencia y el tiempo sólo ha diluido la sensación primaria de no querer hablar más sobre el tema. Hoy, varias décadas después, las sensaciones y recuerdos están tan claros como en aquellos días. El título de este blog es sólo una manera de darle un nombre casi rutinario a cierto tipo de fenómenos que nadie(?) puede explicar. Tal vez el término "casa embrujada" no sea el más feliz para rotular los acontecimientos que nos han tocado vivir a mis padres y a mi a partir de una noche del temprano otoño del año 1981.

Pero antes que nada quiero establecer el propósito por el cual deseo sacar a la luz esos acontecimientos a través de este medio. Durante muchos años he estado buscando respuestas e investigando acerca de todo lo que puede encasillarse como 'actividad paranormal', pero no he encontrado en ese rubro las respuestas que puedan satisfacer mi mente y mi espíritu sino que investigando otros campos de lo desconocido comencé a vislumbrar algunas respuestas, las cuales resultan ser mucho más escalofriantes que cualquier cuento de actividad paranormal.


Acerca de mi

Antes de entrar en el tema concreto me parece importante hacer una breve reseña acerca de mi personalidad, lo cual creo importante en la medida que existen ciertos aspectos de la psicología humana que muchas veces influyen sobre experiencias de este tipo e incluso afectan los relatos posteriores acerca de esas experiencias. Tal vez para muchos será difícil creer en mi objetividad, sin embargo y más allá de que existen varios testigos presenciales de los hechos, debo afirmar que me considero a mi mismo un testigo lo suficientemente objetivo gracias a mi manera de sopesar los acontecimientos, sean estos del carácter que sean. En primer lugar, por alguna razón inexplicable para mi, jamás he sido supersticioso. Desde muy pequeño siempre me asombró el comportamiento supersticioso de las personas aún en aquellos que estuvieran muy cerca mio. Gatos negros, espejos rotos o los días viernes 13 jamás significaron nada, ni malo ni bueno, para mi. Fui criado en una familia católica practicante donde los lazos de amor y buenos ejemplos siempre permanecieron y permanecen hasta el presente. A pesar de recibir educación religiosa en un colegio salesiano y de ver a mis padres y abuelos practicar y ser consecuentes con su religión cada día, yo nunca me entregué por completo a la doctrina católica. Siempre tuve en mi mente más preguntas que las que la religión podía y puede responder. Desde muy jovencito me consideré un 'buscador' de la verdad, y lo que en mi pubertad significó leer e interesarme por temas de ficción, más tarde se transformó en una búsqueda de identidad espiritual. Me interesé en leer acerca de otras religiones y de disciplinas esotéricas, adentrándome sólo en una de esas doctrinas para experimentarla por mi mismo; esa doctrina es el Cuarto Camino, un sistema de "trabajo sobre sí" legado a algunos grupos en la primera mitad del siglo XX por Goerge Ivanovich Gurdjieff  . Estuve varios años formando parte de un grupo casi cerrado, pero con el tiempo sentí la necesidad de tomar aire y continuar buscando otras experiencias, las cuales necesitaba como el aire que se respira.

Paralelamente a mis inquietudes espirituales, desde los doce años descubrí que la música era lo que más amaba y desde entonces hacer música ha sido parte fundamental de mi vida. En cuanto a mis creencias actuales, debo decir que creo en un Dios o Mente Suprema que articula el caos del universo, sin embargo entiendo que las religiones son sólo una manera de representar a ese Dios y que aunque algunas quizás estén un poco menos lejos de la verdad que otras, todas poseen un cierto grado de verdad que tal vez surgió de una misma fuente arquetípica de la conciencia humana. Con esto queda claro que no soy escéptico, sin embargo no soy fácil de convencer; es más, nadie puede convencerme de nada pues el único que puede convencerme soy yo mismo a través de mi propia experiencia personal.

He leído mucho, y siempre me interesaron los temas ocultos o inexplicables, pero asimismo siempre fui muy exigente con las respuestas y debo confesar que es más la información especulativa que uno encuentra en toneladas de literatura sobre el tema, que verdaderas respuestas o al menos intentos de respuestas con una base sólida de conocimiento. Pero en esta ocasión no es mi objetivo adentrarme en el terreno de mis creencias, sino sólo darles a ustedes lectores una imagen útil de mi perfil psicológico. Soy una persona con una gran sensibilidad emocional, tal vez por eso soy músico, pero esa sensibilidad nunca ha obstruido o nublado mis procesos intelectuales sino que ha sido un canal activador de mi inteligencia emocional. Estoy seguro que esos chispazos de inteligencia emocional son los que me mantienen a distancia de muchas pseudo verdades instaladas culturalmente en la conciencia colectiva y que no solo tienen que ver con religión. ¿Un ejemplo? El global warming o tan difundido 'calentamiento global'. Pero no es este el foro donde discutir ese tema, sólo lo menciono para agregar más condimentos acerca de mi manera de ver y conocer la realidad. Para discutir el supuesto calentamiento global puedes acceder al blog de mi autoría donde podremos discutir seriamente acerca de ese tema.

Luego de esta breve introducción puedo sentirme libre de adentrarme en el tema de la "casa embrujada", no sin antes advertirte lector/ra acerca de la naturaleza de mi relato. Lo que te contaré a continuación no es un cuento, si quieres leer mis cuentos puedes salirte con total libertad de este foro y acceder a mi blog Momentos de Ficción. En mi relato no encontrarás situaciones graciosas, pero tampoco encontrarás sangre, ni muertes ni nada de lo que generalmente se usa para asustar en las películas de terror. Este no es un relato de terror, pero cada momento de esta historia es más inquietante que un segundo de terror en la ficción. Quizás luego de leer mi relato comprendas por qué las historias de terror de las películas jamás me han afectado y ni siquiera me despiertan interés de verlas. Mi propia experiencia de hace más de tres décadas atrás, fue tan inquietante que tan sólo un genio como Lovecraft podría haber concebido un cuento de misterio comparable en el campo de la ficción.


La noche que todo cambió

 Mentiría si asegurara que recuerdo el día o mejor dicho la noche exacta en que todo comenzó; los años de silencio en mi familia respecto a estos hechos han esfumado ese dato preciso, no así la época del año, el temprano otoño de 1981; solo recuerdo que era un día de semana laboral, al día siguiente había trabajo como todos los demás días. Acabábamos de salir del verano y todavía estábamos sintiendo un clima cálido aún por las noches. Ese dato no podría haberlo olvidado por lo que contaré a continuación.

Era entrada la noche, más precisamente un poco después de la medianoche cuando llegué a casa luego de visitar a mi novia. Venía pensando de camino y como casi todos los días, cómo hacer para recobrar el ritmo de vida o la suerte que había tenido unos años atrás. Hacía casi dos años que había dejado el servicio militar obligatorio y no lograba tener suerte en conseguir trabajo, o al menos no conseguía uno que fuese permanente. Esa situación me tenía bastante preocupado y a la vez decepcionado, porque antes de que me llamaran a cumplir con mi "servicio a la patria" había tenido un trabajo estable durante años; hasta estaba estudiando en el conservatorio de música y tenía un grupo musical. Ahora, me daba cuenta que la milicia no me había ayudado mucho para continuar con mi vida laboral ni mis estudios. Había quedado como resentido por haber perdido esos 17 meses de servicio militar en algo que no me interesaba ni me importaba y que sólo había sido un obstáculo para mis planes y mi vida. Quería recobrar esa energía y esa autoestima pero me costaba mucho. En esos pensamientos se pasaba mi mente en aquellos días, sin imaginar que muy pronto, ya mismo, tendría una experiencia que sacudiría mi vida y la de mis padres de manera muy particular.

Cuando entré a la casa me dirigí como siempre a la cocina para efectuar mi ritual cotidiano: abrir la heladera y mirar qué bocado podría darme antes de acostarme. En ese preciso momento, mientras tenía la puerta de la heladera abierta y miraba hacia su interior, una especie de explosión sacudió toda la casa. No se si mi susto fue mayor que mi desconcierto, tal vez una mescla exacta de ambas cosas. Pero lo que hice a continuación fue lo que tal vez cualquiera hubiese hecho, recorrí toda la casa intentando encontrar de dónde había procedido ese sonido. Aunque debo aclarar que describir aquello como mero sonido no sería ni suficiente ni fiel a la realidad, ya que no era tan solo un sonido que podía percibirse con la audición sino que involucraba toda la emoción y el cuerpo entero. Recuerdo que luego de buscar una definición a esa sensación me incliné por el término 'implosión'. Era un sonido estruendoso que no tenía dudas que había ocurrido dentro de la casa y sin embargo era imposible determinar desde qué lugar específico de la casa procedía. Revisé todas las puertas de las habitaciones para ver si alguna se había cerrado por alguna corriente de aire, sin embargo todas las puertas estaban abiertas, incluso la de la habitación de mis padres, quienes dormían profundamente. La única puerta cerrada era la de la entrada, que yo mismo había cerrado echándole llave como era costumbre. No había sido ninguna de las puertas la que había provocado ese estruendo, y entonces ¿qué lo habría producido?  Estaba u poco cansado y a pesar de lo extraño del suceso me fui a mi habitación y me acosté. Mi cama estaba justo frente a la puerta que daba a la sala y desde esa perspectiva podía ver sin problemas si alguien entraba o salía de la casa; finalmente me dormí. Pero fue por muy pocas horas, ya que me despertó una queja acalorada de mi padre que estaba justo frente a un mueble de la sala y mientras revisaba los cajones exclamaba "¿dónde está la plata?" Mi madre se le sumó en la búsqueda y yo los miraba como si fuera una película en cámara lenta, pues aún estaba sumido en mi sueño profundo del cual me habían despertado de manera desagradable. De pronto y mientras yo los observaba sin dejar de preguntarme qué estarían buscando, aquel estruendo volvió a sentirse y en ese preciso momento vi a mis padres brincar del susto. Me senté también yo de un brinco en la cama y mientras me incorporaba escuchaba a mi madre preguntando qué había sido aquello. Mi padre no prestó demasiada atención pues lo ocupaba algo mucho más importante para él, había desaparecido un dinero que él guardaba allí y que era muy importante para saldar una deuda familiar sobre una hipoteca. Mi madre y yo nos miramos muy extrañados y solo me importaba saber si ella o ellos habían escuchado lo mismo que yo; necesitaba corroborar que ese sonido había sido tan extraño para ellos como lo había sido para mí. Ya no una sino dos veces en pocas horas. De la misma manera en que yo había buscado el origen de aquel sonido por toda la casa antes de acostarme, ahora mi padre buscaba de qué manera habría sido posible que ese dinero desapareciera justo unas horas después que él mismo lo había dejado en ese lugar. Luego que mis padres se fueron a trabajar volví a mi cama y proseguí con mi descanso interrumpido, sin imaginar ni remotamente que aquel suceso de aquella noche y esa madrugada eran solo el comienzo de una corriente situaciones escalofriantes e inexplicables que se desarrollarían durante los meses siguientes y entre los cuales jamás dejó de hacerse presente aquel estruendoso sonido, el cual aún hoy me es inmensamente difícil de explicar con palabras.

Cuando desperté por la mañana me di cuenta que a pesar de que todo parecía normal yo sentía que algo no estaba bien. Era como si la casa ya no fuera la misma, como si 'algo' que yo no entendía estuviera intentando cambiar las cosas y no exactamente para bien. Es interesante recordar ahora aquellos sucesos y descubrir que en ningún momento sentí miedo ni nada parecido a lo que conocemos como miedo; solo sentía una enorme curiosidad por comprender qué era y qué significaba aquel sonido. Viéndolo en retrospectiva doy gracias de que por alguna razón que aún desconozco el lado más racional de mi mente fue el que se hizo cargo de la situación, ya que aun lo peor estaba por venir y en grandes cantidades.

(...)

4 comentarios:

  1. me a impresionado esta historia y no se encuentra una explicación a lo que sucede y lo digo por que yo viví una situación no igual pero también muy impresionante. Mi padre tuvo que vender l casa por que ya no pudimos seguir viviendo ahí. Yo e deseado saber el por que de las cosas pero ninguna respuesta hasta ahorita me convence.

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  2. hola quisiera leer la historia completa por favor ,se me hace muy interesante

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  3. hola quisiera leer la historia completa por favor ,se me hace muy interesante

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  4. Se x experiencia que existe almas,espíritus extra,pero cuentan algunas historias sin pies ni cabeza

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